miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mirá vos*

Habían pasado algunos días desde que Yara llegó de su pequeño periplo francés.
Y lo cierto es que tenía curiosidad por saber cómo le había ido, sobre todo por los rumores de robo y cosas así.

Finalmente, tras visitas, viajes, resfriados y "bad-timing" pude tomarme un café con ella esta misma mañana.

Nos contamos las novedades (sobre todo ella) y, casi al despedirnos me entregó una bolsa con chocolates, caramelos, dulces, árboles de Navidad y todas esas cosas tan típicas de la Navidad.
¡Qué maja es!

Llegué a la oficina con la bolsa (me imagino que ya me habrán casado varias veces en la jornada de hoy) y me dediqué a ofrecer a mis compis que venían a verme.
A penúltima hora de la jornada vino Mohamed (el office boy) y le ofrecí uno de los cuatro bombones. Justo antes de dárselo me asalto una duda y lo mordí.
No había nada de licor en ellos.
Le di otro de los tres que me quedaban.
Inmediatamente y sin descaro me pidió otro. Me dijo que uno solo no podía coger, que quería dos.

Yo no entendía el por qué.
Me dijo que quería dos porque él tiene dos hijos y, claro, si lleva un único bombóm se pelean.
Con cara de comprensión le di un bombóm extra, que envolvió junto al primero. Le pregunte si quería alguna de las chucherías y me dijo que sí, si a mí no me importaba.
Le di chuches varias, en parejas y las envolvió en su pañuelo y, atesorándolas, dejó la habitación.

Al rato llegó Ahmed (el otro office boy) preguntando por Sara. Le dije que se acababa de marchar, pero que tenía algo para él.
Le pregunté cuántos hijos tenía. Dos.
Le extendí el último bombóm y se lo comió sin dudarlo.

Le dije que le iba a dar unas chucherías para sus hijos y me dio las gracias.
Le di impares.

No es una gran historia, pero hace que te des cuenta de que hasta en las pequeñas cosas e independientemente de la educación recibida, cultura, religión y todo eso, hay gente para todo.
No critico nada ni a nadie. Es sólo una comparativa sana.

1 comentario:

  1. Una madre es una persona que al ver que solo quedan cuatro trozos de tarta de chocolate habiendo cinco personas, es la primera en decir que nunca le ha gustado el chocolate.

    J.

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