lunes, 24 de octubre de 2011

Ras-flexión

Desde El Cairo son unas 3 horas escasas, 200 quilómetros. De la inmensidad de la ciudad, del tráfico, del humo, polvo, del Nilo (sin cocodrilos), falucas, bawabs, tráfico (es que hay mucho), ruido... a una pequeña playa con una laguna en la costa occidental de la península del Sinaí.
Estos cambios, aunque sean por un fin de semana, se agradecen.
La carretera, como viene siendo normal, para matarse. Menos mal que conducía un medio napolitano (o eso parece aunque sea romano).
Y esta vez fui sin pasaporte y no nos lo pidieron nunca. Qué raro. Sobre todo a la hora de cruzar el canal de Suez, que aunque siempre original, no deja uno de acostumbrarse (comparado con la primera vez -qué guay! pasar el canal de Suez, un sitio histórico! -Ahora me suena un poco idiota).

El sitio era (es) un lugar que me dio una agradable sorpresa, puesto que es donde coincidimos por casi última vez unos pocos amigos (Yasmin, Emma, Anthony, Axel e Ivo -entre otros) hace ya año y medio (cómo pasa el tiempo).

Y allí me fui, con tres italianos. Muy salados. Todo extra-confirmado, extra-organizado, extra-italianizado.
Un finde con algo de música, mucho viento, poco kitesurf y bastante de relajación. Y algunos "habibis", claro.

Aún hace calor durante el día, aunque por la noche refresca. Claro que, si lo pienso, estamos a finales de Octubre. Era mucho pedir.

Las vueltas a "La Victoriosa" son siempre difíciles después de un descanso así, aunque esta vez traigo la perspectiva algo cambiada. Para mejor. Las ideas un poco más claras (o eso me parece).

Es curioso como la mayoría de los que estamos por aquí vaga en un mar de dudas sobre el futuro. Me pregunto si es algo generacional o del lugar. No voy a hacer un estudio, es simple curiosidad.

Y ahora toca ver qué pasa con el viaje del Eid el-kibir. A ver, haber, ha ver...


También reconfirmé lo difícil que es fotografiar el cielo estrellado. Algo es algo.

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