miércoles, 18 de mayo de 2011

Diferenciar entre un final y un nuevo inicio (I)


El Cairo en árabe se dice "Al Qahyra". Significa "La Victoriosa".
Es una ciudad particular donde la vida no es común, ni mucho menos. Estoy convencido de que habrá otros sitios así pero no se trata de una comparación.
La migración del campo, unida a la altísima tasa de natalidad, hacen que sea la ciudad más poblada de Africa, una megalópolis que lo llaman. La única con metro y otras particularidades más.

Estar aquí es ser consciente del conflicto israel-palestino. Aprovecho para dar una visión nueva, que acabo de conocer:
Normal Finklestein: un artículo (en francés) y una entrevista (en inglés).
Y no digo nada más sobre el tema.

Estar aquí es aceptar como normal cosas que nunca había visto y que rayan el orden de las cosas en las que he sido educado. Es encontrar sonidos nuevos y reencontrar letras de canciones que adquieren un sentido nuevo o, simplemente, un sentido. Puedo hablar de Pink Floyd o Radiohead, principalmente.

Es una ciudad viva con vida propia donde, a veces, uno se prueba a sí mismo o es la ciudad la que te prueba. Te altera los sentidos, las ideas, los valores y la forma de pensar.
Tiene relámpagos de cine, lluvia torrencial de 2 días, viento de 50 días, tormentas de arena que te sumergen en el desierto, coherencias e incomprensiones. Y las personas. Con sus más y sus menos.
La odio y la amo. Es incomprensible. No lo sé explicar ni a mí mismo. Es un sentimiento inclasificable. Pero es adictivo.

Otra de las cosas con las que tropiezo van precisamente con este ciber-hueco: la escritura.
Encontré un blog de una colega que me dio ese toque que mezcla nostalgia, ganas y cambio. Pero tengo muchas cosas en la cabeza y no puedo estar a la altura.
Mi país se ha levantado y aún hay mucho por hacer. He tenido el privilegio (más que la suerte) de poder asistir a este proceso desde la frase embrionaria y eso me ha traído grandes discusiones, debates, puntos de vista, amigos, peleas y golpes de humildad que necesitaba. Que no me hacen mejor, pero hacen de mí otra persona con una perspectiva diferente.

Será cierto, al final, que no se puede hacer todo.

Y ese final, ¿dónde está? Siempre he creído que hay dos tipos de finales: los que tocan y los que se sienten.
El sentimentalismo personal influye mucho aquí, pero es cierto que todos tenemos ese intuición que nos guía, a veces.

Hay decisiones que tomamos que nos llevan a cruces en el camino. Algunas son consecuentes, otras las toman por nosotros, de forma acertada o no. Hay que aprender a aceptar lo que ocurre, guste o no, aunque duela. Y siempre tener la certeza de que la evolución, los cambios o como se quiera llamar van a mejor.
Hoy puedo recomendar un libro: Rayuela, de Julio Cortázar.
Puedo recomendar una canción: Ai Vida! de Cristina Branco.

Puedo recomendar muchas más cosas, pero no sé para qué ni para quién.

Me pregunto sobre el futuro, el inmediato. En como algunas decisiones o charlas pueden determinar el futuro grande, el Futuro con mayúsculas.

5 comentarios:

  1. Puedo recomendar muchas más cosas, pero no sé para qué ni para quién.

    TIENES MUCHA GENTE QUE DESEA QUE LAS TRANSMITAS, SOLO CON OBSERVAR TU BLOG VERAS QUE MUCHOS ESTAMOS PENDIENTE DE TODOS TUS PENSAMIENTOS, COMENTARIOS Y TUS VICISITUDES.

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  2. Siendo realista y abandonando sentimentalismos sólo digo una cosa: no son tantos. No mires el número de visita. Mira el número de comentarios.

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  3. No todo silencio es olvido, ni toda ausencia es distancia.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. El silencio, como la ausencia, es conformidad. No apoyo.

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